TINO CASAL

Hoy hace 17 años Tino Casal estaba esperando en su casa a que llegase Alberto Comesaña. El ya por esa época ex-cantante de Semen-Up, había quedado en grabar unas voces con él. La hora fijada llegaba y el vigués llamó para decir que se iba a retrasar. Casal le excusó y le propuso verse otro día. Este cambio trastocó los planes para esa noche. El asturiano pensaba ir a cenar a su restaurante griego preferido pero como era ya tarde decidió ir a otro más cercano. Acompañado de unos amigos, después de cenar fue a algunos de los garitos a los que solía acudir. Cuando la noche tocaba a su fin, se montó en el Opel Corsa que conducido por un amigo se estrellaría al salirse en una curva contra una farola. Al llevar una prótesis en su cadera debido a la necrosis en el fémur que padeció, Casal no se podía sentar cómodamente en el asiento trasero y se colocó en el del copiloto. El impacto mortal lo recibió él mientras los demás conseguían sobrevivir. El 22 de septiembre de 1991 fue su último día entre nosotros.

Cuando el de Tudela-Veguín cosechaba sus éxitos en la década ochentera, a mi un adolescente todavía no me había conseguido seducir más allá de "Champú de Huevo", "Embrujada", sus 2 canciones "Pánico en el Edén" y "Oro Negro" que fueron sintonía de la Vuelta Ciclista a España, y sobre todo "Eloíse". Esos años en los que si una canción era la elegida para ser "la sintonía", se convertía en un éxito apabullante. Con el paso del tiempo, su figura me interesó más y me preocupé por oir su discografía. Además la lectura de varios libros sobre la movida (un tema que siempre me ha atraído tanto en lo social como en lo artístico) completaron mi visión sobre el artista. Porque fue un artista que abarcaba además de la música, la escultura, la pintura y el diseño, algo que desconocía el gran público. Artes a las que antes de morir les dedicaba más tiempo incluso que a la música, realizando varias exposiciones en diferentes galerías de Madrid.

Pánico en el Edén - Tocata 1984



Para mí como para tantos otros, fue un adelantado a su tiempo y un precursor en su estilo. Un hombre que en su época (y quizá también hoy) debía parecer un extraterrestre por sus ropas y su estética. Pero por otra parte, fue una persona educada, natural, respetuosa y accesible. Amigo de sus amigos, tal vez demasiado generoso con algunos que luego no le correspondieron en su misma medida, tuvo que hacer frente también a muchos prejuicios y falsos rumores. Es posible que fuera un incomprendido como cualquiera que va por delante del resto, pero aún así el cariño con que le siguen recordando tanto en su pueblo como en el resto del país, hace que su recuerdo siga presente entre nosotros.

Para terminar contaré la anécdota, relatada en su biografía escrita por Gerardo Quintana y seguramente poco conocida para muchos, de cómo conoció en Londres a uno de sus ídolos David Bowie. Ocurrió que Tino se encontró con Enrique del Pozo. Este estaba alojado en casa de una amiga, que casualmente era vecina de Brian Ferry, el que fuera cantante de Roxy Music. Enrique le dijo a Casal que David Bowie solía ir a visitarle y que se acercara un día por si había suerte y le podía conocer. Y así el día que fue allí pudo conocer tanto al Duque Blanco como a Ferry y cumplir uno de sus sueños.

Aunque publiqué hace unos meses una entrada con un video que realicé como homenaje, hoy también quería recordarle desde aquí en este su aniversario.

(Actualización: Rescato este video para que veais su última aparación en público)



Y finalizo con una canción cuya letra en su momento sonaría a chino hace más de 20 años pero que encierra una visión del futuro que no iba muy desencaminada.

Mañana