domingo, 17 de enero de 2010

Las cumbres borrascosas de Kate Bush

Hace tiempo recordaba en este mismo blog algunos de los singles que ocupaban la discoteca familiar con los que me crié musicalmente. (La colección era extensa, poco a poco espero añadir más títulos y de paso hago un ejercicio de memoria). Uno de ellos era el que veis en la foto de la izquierda, el Wuthering Heights (Cumbres Borrascosas) de Kate Bush. La voz de la británica, a decir verdad, me produce hoy la misma inquietud que entonces. Esos agudos, sino desagradables, sí resultaban algo molestos para mi joven tímpano. Ese piano que avanza lentamente en su cadencia, creaba una atmósfera sonora que me causaba una especie de desazón interna difícil de explicar cuando lo escuchaba en el viejo tocadiscos. El tono operístico de su interpretación llega a su punto culminante con el estribillo -la parte que personalmente salvaría del tema- en el que la cantante despliega todo su arsenal como vocalista. Tiene cierto aire que evoca a Oriente, a Japón. No me extraña que el diseño gráfico de su portada tuviese ese toque nipón. (En su versión española ya hemos visto que es totalmente diferente y con el habitual mensaje en aquellos años de nº1 en Inglaterra).

Mis vagos recuerdos no sé si me engañan pero creo por aquella época hubo una serie de televisión del mismo título, basado en la célebre novela de Emily Brontë. No es descabellado pensar que Kate Bush se inspirara en ella para escribir la canción. (Consultada la wikipedia, me confirma que los 10 últimos minutos de la serie le impulsaron a leer el libro y después a componerla). Cuando la escuchaba entonces, mi infantil cerebro desconocía que lo hizo con tan sólo 18 años.
Que con 16, el miembro de Pink Floyd David Gilmour, se quedó fascinado de su talento e hizo las gestiones necesarias para que tuviera un contrato discográfico. Su debut a tan temprana edad no pudo ser más exitoso, número 1 en muchos países y entre ellos el suyo. Nunca conseguiría tanta repercusión con sus trabajos posteriores. Lo tenía todo para triunfar y aunque en cierta manera lo logró, al repasar su carrera nos queda un regusto agridulce. Empezó en 1978 y durante buena parte de la siguiente década mantuvo su popularidad, aunque algunos pasos en falso le hicieron poco a poco perder relevancia en el negocio musical. En 1986 recuperó el terreno perdido de la mano de Peter Gabriel con el bonito dueto de Don't Give Up. Después altibajos hasta que decidió apartarse de la música. 12 años de retiró hasta el 2005, en el que sacó el que es su último disco publicado hasta la fecha.
Como si de una premonición se tratara, parece que Kate llegó a la cumbre pero también se encontró con borrascas que le llevaron al más absoluto de los olvidos.
Los dos vídeos de la canción, el primero con vestido blanco (como la bailarina de danza que también fue) y con vestido rojo en una filmación que parece de serie B japonesa.





Love And Anger (1990) en la que David Gilmour colabora con su guitarra.



Actuando juntos en un concierto



Con Peter Gabriel en el emocionante Don't Give Up

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