lunes, 10 de marzo de 2008

¿Hasta cuándo el decir amén?



Canción de James Dean Bradfield - Still A Long Way To Go



"Nadie es más esclavo que el que se tiene por libre sin serlo."

Johann Wolfgang Goethe 1749-1832. Poeta y dramaturgo alemán.


Se suele decir (o por lo menos antaño) que cuando eres joven es normal que seas de izquierdas debido a que la juventud es rebelde, revolucionaria y con ganas de cambiar las cosas. Pero que una vez se van cumpliendo años se tiende a ser conservador, provocado en parte por el mismo hecho de tener más edad y en parte porque se va ganando en bienestar y ya no existen esas razones por las que luchar. En nuestro tiempo esto creo que es justo al revés: de joven conservador y de adulto progresista.

La actualidad de la que parten la mayoría de jóvenes hoy en día es totalmente inversa a la que había en décadas anteriores. Parten de un bienestar que sus padres les han proporcionado. Cuando les llega la hipotética hora de emanciparse han podido disfrutar de muchas comodidades. En su casa tienen de todo y no tienen carencias significativas.

Todo esto se rompe si quieren comprar una vivienda y vivir por su cuenta. El sueldo que perciben es ridículo para los años, el esfuerzo y dinero (de sus padres) invertido en su formación. Si consiguen independizarse salir del nido familiar , seguirán dependiendo económicamente de sus padres que les siguen ayudando en sufragar muchos de sus gastos. Si tienen hijos, los abuelos hacen de niñeras y de padres y madres.

Visto este panorama que he descrito de forma resumida, cabría preguntarse por qué la gente no se moviliza en contra de esta situación. En contra de que los políticos hayan permitido un incremento desproporcionado del precio de la vivienda. En contra por ejemplo de las empresas que se jactan de incrementar sus beneficios año tras año a costa de salarios indignos y de horas extras gratis (¿y hablan de conciliación familiar?).



Pero esto no sucede porque esas mismas personas dependen de ese salario para pagar sus créditos y el miedo a perder el empleo hace que se diga a todo amén. Es en este punto en el que el Gobierno de turno tiene mucho que decir y no dice. Permite una coyuntura en la que las personas están hipotecadas en todos los sentidos. Y tal vez lo permite para no tener un país contestatario y así tenerlo sometido dócilmente. O porque no tienen lo que hay que tener para cortar de raíz este abuso por parte de las empresas. Hoy en día no hay niños trabajando en minas de carbón como en el siglo XIX, pero hay otras formas de explotación. Eso sí, los explotados no llevan buzos sino traje y corbata del supermoderno siglo XXI. Las apariencias son importantes para las empresas, no vaya a ser que parezca que los explotan.
¿Hasta cuándo el decir amén?

3 comentarios:

Mery dijo...

Amén a tu post, con perdón. Y me ha encantado ver a Forges ilustrando tus palabras, eres un chico listo. Un abrazo

nineuk dijo...

Vamos que el chiste antes era:
-Buenas ¿es el partido comunista?
-Sí, qué desea
-¡Bórreme que me ha tocado la lotería!...
Ahora sería:
-Apúnteme, que acabo de empezar a pagar una hipoteca con un curro de mierda...

El Conde de MonteCristo dijo...

Es que Forges, Mery, es muy agudo en sus viñetas.

La has clavado con el chiste Roberto. Resumen perfecto en tono de humor.